23 de abril, 2018
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Artículo de opinión de Paco Correa, Director Técnico y Director de las plantas de Valencia de DS Smith Tecnicarton.

La industria del metal está asociada al sector de automoción. Y gracias a los sistemas de producción de esta industria, el resto de sectores se benefician de sus mejoras y de sus aportaciones.

Al sector de automoción le debemos la implantación del sistema Lean Manufacturing y sus propuestas de mejora continua. De esta industria ha saltado a otras, incluidas alguna tan alejadas como la de la alimentación. Pero la filosofía es siempre la misma: reducir costes, eliminar procesos improductivos, y aumentar la competitividad y, por tanto los beneficios.

El resto de las industrias metálicas han incorporado muchos de los procesos de automoción. Por eso, la introducción en las líneas de producción de los embalajes metálicos con acondicionamientos tanto flexibles como rígidos, en función de los requerimientos de la producción, resultan una novedad que, poco a poco, se irá viendo en el resto de fábricas y que, adaptados a cada necesidad, seguro que aparece en las líneas de producción de otros sectores.

Los embalajes metálicos son el último eslabón de una cadena logística que empieza con el transporte de piezas con diversos medios y que, una vez en la planta, se llevan hasta la misma línea de producción de una manera secuenciada, protegida, flexible, y sobre todo, controlada.

Estos embalajes, que se pueden mover entre plantas, cuando un productor cuenta con varias líneas, pero un solo centro de almacenamiento, combina la robustez del metal y su protección de las piezas que contiene, con la versatilidad de los acondicionamientos flexibles o rígidos que se modifican en función del tamaño y del número de piezas. Precisamente esta cualidad es la que los hace especialmente interesantes en los cambios de modelo. Cuando una misma línea cambia el producto que fabrica y sus suministros, por ende, también deben cambiar.

De nuevo, la industria de automoción, obtiene diseños que, aunque no trascienden al consumidor final, suponen una innovación que, finalmente reduce los costes productivos.

En una economía global, donde la competencia obliga a una redefinición continua de los sistemas de producción para reducir costes, conseguir la reducción de tiempos en cada etapa es fundamental. Y con los embalajes metálicos y acondicionados que se desarrollan en DS Smith Tecnicarton, esta reducción se lleva hasta el último tramo productivo.

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